jueves, 22 de mayo de 2014

MUCHAS MÁS HISTORIAS DE 1º ESO

El hechicero y el niño

En un pueblecito de Toledo, había una familia rica que tenía un hijo. Hugo, que así se llamaba, era un chico muy listo, bueno y con todos los lujos que pudiera permitirse.

Daba clases en un colegio del pueblo; sus resultados académicos eran excelentes.
Todo se desarrollaba con normalidad, hasta que un día la maestra de Hugo decidió citar a sus padres.

Le contó que la inteligencia de Hugo era superior a la de su edad, que era un niño superdotado y que su curso se le quedaba demasiado pequeño.

Los padres tras mucho pensar decidieron meterlo en un internado para que estuviera con niños en su misma situación. Al día siguiente, se lo comunicaron y el tristemente dijo que se lo pensaría. Unas horas más tarde cuando ya era de noche, mientras sus padres estaban durmiendo, salió de casa y se dirigió hacia el bosque.

Allí había un lugar nunca visto por nadie. Desde pequeño siempre iba a ese sitio para reflexionar y pensar las cosas con calma, el ambiente de ese lugar le resultaba armónico.



Por la mañana, Hugo les dijo que aceptaba pero con una condición. Esta era que todos los sábados fueran a visitarlo y los padres claramente aceptaron. Ellos de todas maneras, irían a visitarlo todos los días posibles sin condiciones, pues era el único hijo que tenían y lo querían mucho.
A la semana siguiente, incorporaron a Hugo en el internado de la capital. La primera semana allí no le resulto muy difícil, hizo buenos amigos rápido y los profesores no parecían personas tan malas como aparentan en las películas.

Los días pasaban y pasaban, ya quedaba poco tiempo para los últimos exámenes. Cada noche antes de dormir leía libros de misterio y de acertijos, eran sus preferidos. También, se acordaba mucho de aquel lugar que desde pequeño visitaba a menudo. Pero, gracias al buen acogimiento de sus nuevos compañeros, conseguía olvidarse por un rato del pueblecito.

Y por fin llego el día de comenzar las vacaciones. Hugo se sentía un poco triste porque ya había hecho amigos y alejarse de ellos ahora suponía no verlos hasta dentro de un largo tiempo. Por otro lado estaba contentísimo porque después de casi un año entero en el internado volvía a su pueblo.

Sus padres lo recogieron y tardaron unos tres cuartos de hora en llegar a su casa. Colocaron la ropa del chico y más tarde se fueron a las respectivas habitaciones para dormir la siesta. Hugo sin pensárselo dos veces fue al bosque, al lugar donde siempre iba. Justo cuando estaba casi llegando, se encontró un objeto a lo lejos, le pareció ver la forma de un libro, pero no un libro normal, parecía sacado de los cuentos.



Sentía curiosidad y se acercó a él rápidamente, le impactó; en la portada había un acertijo que tenía que averiguar para poder abrirlo. El acertijo era:

SUELO IR DE MANO EN MANO.
HOJAS TENGO Y NO SOY FLOR,
Y AUN TENIENDO MUCHAS LETRAS,
NO SOY DE NADIE DEUDOR.”

El niño pensó y pensó, al final dio con la solución, -¡Libro!-dijo. Como por arte de magia, lentamente el libro se fue abriendo. Fue pasando las hojas, parecía un libro antiguo, y todo estaba escrito en otra lengua que Hugo desconocía, lo único que estaba escrito en castellano estaba en la última hoja, decía -Firmado William Path, Ocaña.                                        



Hugo pensó que podría ir a ese pueblecito, ya había ido alguna que otra vez con sus padres y no estaba muy lejos. Cogió el libro y lo dejó en el lugar donde él iba, allí estaría seguro. Ya era la hora de regresar a casa antes de que sus padres se despertaran y empezaran a sospechar algo raro.

Se hizo de noche, Hugo se aseguró de que no lo vieran, cogió una mochila y metió algunas cosas por si le hicieran falta. Emprendió el camino hacia el lugar donde escondió el libro, empezó a llover y como no había arboles para resguardarse de la lluvia, cogió el libro y se tapó con él, espero a que parase de llover y reemprendió el camino hacia Ocaña.

Eran las tres de la madrugada cuando llegó al pueblo, todavía era temprano para que la gente estuviera despierta. Así que decidió quedarse dormido. Notó que ya estaba amaneciendo por los primeros rayos de sol, se dirigió hacia una tienda que estaba ya abierta y preguntó por William Path, el hombre le dijo que sabía dónde vivía y le indicó la calle.

Minutos más tarde, ya se encontraba frente a la casa. Llamó a la puerta, pero nadie le abrió, volvió a insistir y salió un hombre robusto, de alta edad y con un gran barbaje. Hugo le preguntó si era William Path, el hombre le contesto que sí, al ver que el niño tenía el libro que él escribió le dijo que pasara rápido a la casa. Cuando ya estuvo dentro, le preguntó que dónde lo había encontrado, llevaba días buscándolo. Hugo le dijo que no entendía nada y el hombre le contó la historia:

Él era un hechicero que escribía todos los hechizos en un libro, estos han sido nunca desvelados y con unos poderes magistrales. Hace unos meses terminó de escribir el libro en un lenguaje cifrado para que si alguna vez por casualidad, alguien lo encontrara, no pudiese saber lo que decía. Hizo un viaje al bosque, se lo llevó y lo perdió, todo esto ocurrió no hace tanto tiempo.

-He tenido suerte de que fueras tú quien lo haya encontrado, pareces un chico listo y sobre todo un chico que sabe guardar secretos-.

Hugo le dijo que no se preocupara, que su secreto estaba a salvo con él y como era un fanático de los misterios le pidió que le enseñara todo lo que sabía sobre hechizos y misterios que aún no habían sido desvelados.

El mago aceptó encantado, para él hacer de profesor era todo un mérito. Después de un buen rato charlando sobre magia y hechizos, el chico tenía que regresar porque seguramente sus padres ya se dieron cuenta de que no se encontraba en casa. Quedó con William, en que volvería a verlo pronto.

Por el camino de vuelta a casa, Hugo no hacía nada más que darle vueltas a la cabeza sobre qué embuste decirle a los padres. Cuando se presentó en su casa, los padres salieron muy asustados, pues pensaban que algo malo le había ocurrido, pero Hugo le dijo que no tenían que preocuparse por nada, que se encontraba bien.

Inmediatamente los padres, le preguntaron que por qué no estaba en casa y él les contestó que había ido al pueblo de al lado porque quería comprarse un libro nuevo. Si lo hubieran visto salir, no le hubieran dejado, porque no le creían capaz de valerse por sí mismo y siempre lo tenían vigilado por unos hombres que había en los alrededores de la casa, así que aprovechó el descuido de uno de ellos y salió corriendo.

También le dijo que en el internado conoció a un hombre mayor que vivía en el pueblo de al lado y gracias a él pudo conseguir el libro que quería. Los padres no pusieron ninguna pega, incluso le dejaban que fuera cada fin de semana con su amigo.

Cuando llegó el sábado de la semana siguiente, los tres familiares fueron a visitar a William, les pareció buena persona. Pasaron allí una buena tarde y antes de que se fueran Hugo y el mago decidieron contarle toda la verdad a los padres del chico.



Al principio los padres, no sabían qué pensar, pero descubrieron que decían la verdad. Pensaron que como William vivía sólo, podría mudarse a vivir con ellos y así tener más protegido al libro. El mago aceptó con una sonrisa pues nunca había tenido amigos tan buenos como esta familia.

Cuando ya estuvo instalado en la casa de Hugo, le dijo al chico que antes de que muriera le enseñaría todo lo que sabía y que lo convertiría en una gran hechicero.

Un sueño real.
Hola me llamo Sara. Son las diez y ya es de noche. Estoy leyendo un libro que se llama La reina del sueño. Me quedan muy pocas páginas para terminarlo. Trata de un mundo mágico
con miles de historias. La reina de este mundo elige a un niño cada noche y a una historia
de su mundo. El niño que elige se convierte en el amigo del protagonista y vive aventuras.
-¡Lo terminé!-exclamé contenta por haber terminado de leer el libro. Tengo sueño...Voy a dormirme. Ojalá fuera el niño elegido por la reina del sueño...
Y de repente oí...-¡Despierta, dormilona!-me gritó con voz aguda una hada diminuta.-¿Quién eres?-le dije con voz un poco ronca.-Soy Calidorayodesol, pero mis amigas me llaman Cali- me respondió con un tono de voz mas suave.-¿Pero qué haces aquí, Cali?- En ese momento estaba sorprendida.-Pertenezco al equipo de la reina del sueño y he venido para llevarte a una historia-.-¿Cuál?-.-Ya lo verás. ¡Deprisa! Bebe de esta flor.- Sabía a un rico sabor de frutas tropicales. Y en un segundo todo se volvió blanco , y lo blanco fue pintándose con los colores de un prado.
-¡Sigue las baldosas amarillas!-me ordenó Cali.-¿No será el Mago de Oz?-.-¡No, esta es otra historia, no te confundas!- Dijo molesta.-¿Me vas a acompañar?-.-Si, para que no te pierdas-
Anduvimos y anduvimos hasta que llegamos a, ¿una playa?-Pero todavía nos queda un trayecto- me dijo Cali dándome una perla blanca.-¿Para qué es?-.-Trágatela, sirve para poder respirar en el agua-.-¿¿¿Cómo??? ¿Qué tipo de historia es esta?-La verdad, es que no me fiaba mucho de si la perla iba a funcionar. Ella se tragó también una y nos adentramos al mar. La perla dio resultado y duraba veinticuatro horas.
Mientras que buceábamos vimos muchos peces, carpas,caballitos de mar...¡Todos tenían unos colores muy bonitos! Llegamos hasta una gran burbuja en forma de semicírculo en el fondo del mar. Cali dio una palmada y entramos dentro.-¿Qué es este lugar?-.-Es la Atlántida. Ven, vamos hasta ese edificio.-Cuando llamamos nos abrió la puerta un humano.
Me imaginaba a algún ser acuático o algo parecido.-Pasad, os estábamos esperando. Me
llamo Rubí- Nos dijo la mujer que nos abrió la puerta con una sonrisa. Llegamos hasta una sala y nos sentamos en una mesa redonda con muchas más personas. Todos eran mayores y entre ellos habían mujeres y hombres.-Hola. Bienvenidas a la Asamblea de la Atlántida.
Me llamo Marcos, y necesitamos vuestra ayuda. Hace treinta años pusimos a prueba un experimento: crear una ciudad en el agua, que se llamaría Atlántida. Todo iba muy bien, cuando queríamos íbamos a la superficie. Pero ha habido un problema y es que hace cinco días no podemos acceder a la superficie porque han venido tiburones y no podemos salir.
Queremos que nos ayudes a idear un plan para apartarlos de esta zona.-
Estuvimos una hora pensando en cómo salir sin correr peligro hasta que a Cali y a mí se nos ocurrió una.-¿Tenéis carne?- preguntó Cali -Sí, pero la necesitamos para cocinarla y comérnosla.-respondió Rubí.-Hemos pensado en hecharles la carne lejos para que se vayan y os dejen subir a la superficie-.-¿Pero cómo?-.-¿Tenéis lanchas?--Sí, pero ¿quién va a correr el riesgo de subir?--¡Nosotras!-dijimos al unísono Cali y yo. Ellos aceptaron.
Todo estaba preparado para salir. Nos desearon suerte y nos dijeron que tuviésemos cuidado.
Cali dio una palmada y así sin tener que mojarnos salimos afuera con la lancha. Empezamos
a ir soltando trozos de carne a la vez que nos alejábamos del punto sobre la ciudad. Nuestra
idea funcionó. Nos siguieron y los llevamos bastante lejos. ¡BUM! ¡Un tiburón ha chocado con la lancha!-¡Se está desinflando!- le dije asustada a Cali.-Ya los hemos llevado bastante lejos, dejemos aquí la lancha.- Entonces dio una palmada y fuimos a la playa. Vimos salir a la superficie los ciudadanos. Al final estaban contentos y Cali se despidió de mí.
Me desperté en el jardín de mi casa y tenía el libro de la reina del sueño encima.
-¡Todo había sido un sueño real!-



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