MUCHAS MÁS HISTORIAS DE 1º ESO
El
hechicero y el niño
En
un pueblecito de Toledo, había una familia rica que tenía un hijo.
Hugo, que así se llamaba, era un chico muy listo, bueno y con todos
los lujos que pudiera permitirse.
Daba
clases en un colegio del pueblo; sus resultados académicos eran
excelentes.
Todo
se desarrollaba con normalidad, hasta que un día la maestra de Hugo
decidió citar a sus padres.
Le
contó que la inteligencia de Hugo era superior a la de su edad, que
era un niño superdotado y que su curso se le quedaba demasiado
pequeño.
Los
padres tras mucho pensar decidieron meterlo en un internado para que
estuviera con niños en su misma situación. Al día siguiente, se lo
comunicaron y el tristemente dijo que se lo pensaría. Unas horas
más tarde cuando ya era de noche, mientras sus padres estaban
durmiendo, salió de casa y se dirigió hacia el bosque.
Allí
había un lugar nunca visto por nadie. Desde pequeño siempre iba a
ese sitio para reflexionar y pensar las cosas con calma, el ambiente
de ese lugar le resultaba armónico.
Por
la mañana, Hugo les dijo que aceptaba pero con una condición. Esta
era que todos los sábados fueran a visitarlo y los padres claramente
aceptaron. Ellos de todas maneras, irían a visitarlo todos los días
posibles sin condiciones, pues era el único hijo que tenían y lo
querían mucho.
A
la semana siguiente, incorporaron a Hugo en el internado de la
capital. La primera semana allí no le resulto muy difícil, hizo
buenos amigos rápido y los profesores no parecían personas tan
malas como aparentan en las películas.
Los
días pasaban y pasaban, ya quedaba poco tiempo para los últimos
exámenes. Cada noche antes de dormir leía libros de misterio y de
acertijos, eran sus preferidos. También, se acordaba mucho de aquel
lugar que desde pequeño visitaba a menudo. Pero, gracias al buen
acogimiento de sus nuevos compañeros, conseguía olvidarse por un
rato del pueblecito.
Y
por fin llego el día de comenzar las vacaciones. Hugo se sentía un
poco triste porque ya había hecho amigos y alejarse de ellos ahora
suponía no verlos hasta dentro de un largo tiempo. Por otro lado
estaba contentísimo porque después de casi un año entero en el
internado volvía a su pueblo.
Sus
padres lo recogieron y tardaron unos tres cuartos de hora en llegar a
su casa. Colocaron la ropa del chico y más tarde se fueron a las
respectivas habitaciones para dormir la siesta. Hugo sin pensárselo
dos veces fue al bosque, al lugar donde siempre iba. Justo cuando
estaba casi llegando, se encontró un objeto a lo lejos, le pareció
ver la forma de un libro, pero no un libro normal, parecía sacado
de los cuentos.
Sentía
curiosidad y se acercó a él rápidamente, le impactó; en la
portada había un acertijo que tenía que averiguar para poder
abrirlo. El acertijo era:
“SUELO
IR DE MANO EN MANO.
HOJAS
TENGO Y NO SOY FLOR,
Y
AUN TENIENDO MUCHAS LETRAS,
NO
SOY DE NADIE DEUDOR.”
El
niño pensó y pensó, al final dio con la solución, -¡Libro!-dijo.
Como por arte de magia, lentamente el libro se fue abriendo. Fue
pasando las hojas, parecía un libro antiguo, y todo estaba escrito
en otra lengua que Hugo desconocía, lo único que estaba escrito en
castellano estaba en la última hoja, decía -Firmado William Path,
Ocaña.
Hugo
pensó que podría ir a ese pueblecito, ya había ido alguna que otra
vez con sus padres y no estaba muy lejos. Cogió el libro y lo dejó
en el lugar donde él iba, allí estaría seguro. Ya era la hora de
regresar a casa antes de que sus padres se despertaran y empezaran a
sospechar algo raro.
Se
hizo de noche, Hugo se aseguró de que no lo vieran, cogió una
mochila y metió algunas cosas por si le hicieran falta. Emprendió
el camino hacia el lugar donde escondió el libro, empezó a llover y
como no había arboles para resguardarse de la lluvia, cogió el
libro y se tapó con él, espero a que parase de llover y reemprendió
el camino hacia Ocaña.
Eran
las tres de la madrugada cuando llegó al pueblo, todavía era
temprano para que la gente estuviera despierta. Así que decidió
quedarse dormido. Notó que ya estaba amaneciendo por los primeros
rayos de sol, se dirigió hacia una tienda que estaba ya abierta y
preguntó por William Path, el hombre le dijo que sabía dónde vivía
y le indicó la calle.

Él
era un hechicero que escribía todos los hechizos en un libro, estos
han sido nunca desvelados y con unos poderes magistrales. Hace unos
meses terminó de escribir el libro en un lenguaje cifrado para que
si alguna vez por casualidad, alguien lo encontrara, no pudiese saber
lo que decía. Hizo un viaje al bosque, se lo llevó y lo perdió,
todo esto ocurrió no hace tanto tiempo.
-He
tenido suerte de que fueras tú quien lo haya encontrado, pareces un
chico listo y sobre todo un chico que sabe guardar secretos-.
Hugo
le dijo que no se preocupara, que su secreto estaba a salvo con él y
como era un fanático de los misterios le pidió que le enseñara
todo lo que sabía sobre hechizos y misterios que aún no habían
sido desvelados.
El
mago aceptó encantado, para él hacer de profesor era todo un
mérito. Después de un buen rato charlando sobre magia y hechizos,
el chico tenía que regresar porque seguramente sus padres ya se
dieron cuenta de que no se encontraba en casa. Quedó con William, en
que volvería a verlo pronto.
Por
el camino de vuelta a casa, Hugo no hacía nada más que darle
vueltas a la cabeza sobre qué embuste decirle a los padres. Cuando
se presentó en su casa, los padres salieron muy asustados, pues
pensaban que algo malo le había ocurrido, pero Hugo le dijo que no
tenían que preocuparse por nada, que se encontraba bien.
Inmediatamente
los padres, le preguntaron que por qué no estaba en casa y él les
contestó que había ido al pueblo de al lado porque quería
comprarse un libro nuevo. Si lo hubieran visto salir, no le hubieran
dejado, porque no le creían capaz de valerse por sí mismo y siempre
lo tenían vigilado por unos hombres que había en los alrededores de
la casa, así que aprovechó el descuido de uno de ellos y salió
corriendo.
También
le dijo que en el internado conoció a un hombre mayor que vivía en
el pueblo de al lado y gracias a él pudo conseguir el libro que
quería. Los padres no pusieron ninguna pega, incluso le dejaban que
fuera cada fin de semana con su amigo.
Cuando
llegó el sábado de la semana siguiente, los tres familiares fueron
a visitar a William, les pareció buena persona. Pasaron allí una
buena tarde y antes de que se fueran Hugo y el mago decidieron
contarle toda la verdad a los padres del chico.
Al
principio los padres, no sabían qué pensar, pero descubrieron que
decían la verdad. Pensaron que como William vivía sólo, podría
mudarse a vivir con ellos y así tener más protegido al libro. El
mago aceptó con una sonrisa pues nunca había tenido amigos tan
buenos como esta familia.
Cuando
ya estuvo instalado en la casa de Hugo, le dijo al chico que antes de
que muriera le enseñaría todo lo que sabía y que lo convertiría
en una gran hechicero.
Un
sueño real.
Hola
me llamo Sara. Son las diez y ya es de noche. Estoy leyendo un libro
que se llama La reina del sueño. Me quedan muy pocas páginas para
terminarlo. Trata de un mundo mágico
con
miles de historias. La reina de este mundo elige a un niño cada
noche y a una historia
de
su mundo. El niño que elige se convierte en el amigo del
protagonista y vive aventuras.
-¡Lo
terminé!-exclamé contenta por haber terminado de leer el libro.
Tengo sueño...Voy a dormirme. Ojalá fuera el niño elegido por la
reina del sueño...
Y
de repente oí...-¡Despierta, dormilona!-me gritó con voz aguda una
hada diminuta.-¿Quién eres?-le dije con voz un poco ronca.-Soy
Calidorayodesol, pero mis amigas me llaman Cali- me respondió con un
tono de voz mas suave.-¿Pero qué haces aquí, Cali?- En ese momento
estaba sorprendida.-Pertenezco al equipo de la reina del sueño y he
venido para llevarte a una historia-.-¿Cuál?-.-Ya lo verás.
¡Deprisa! Bebe de esta flor.- Sabía a un rico sabor de frutas
tropicales. Y en un segundo todo se volvió blanco , y lo blanco fue
pintándose con los colores de un prado.
-¡Sigue
las baldosas amarillas!-me ordenó Cali.-¿No será el Mago de
Oz?-.-¡No, esta es otra historia, no te confundas!- Dijo
molesta.-¿Me vas a acompañar?-.-Si, para que no te pierdas-
Anduvimos
y anduvimos hasta que llegamos a, ¿una playa?-Pero todavía nos
queda un trayecto- me dijo Cali dándome una perla blanca.-¿Para qué
es?-.-Trágatela, sirve para poder respirar en el agua-.-¿¿¿Cómo???
¿Qué tipo de historia es esta?-La verdad, es que no me fiaba mucho
de si la perla iba a funcionar. Ella se tragó también una y nos
adentramos al mar. La perla dio resultado y duraba veinticuatro
horas.
Mientras
que buceábamos vimos muchos peces, carpas,caballitos de mar...¡Todos
tenían unos colores muy bonitos! Llegamos hasta una gran burbuja en
forma de semicírculo en el fondo del mar. Cali dio una palmada y
entramos dentro.-¿Qué es este lugar?-.-Es la Atlántida. Ven, vamos
hasta ese edificio.-Cuando llamamos nos abrió la puerta un humano.
Me
imaginaba a algún ser acuático o algo parecido.-Pasad, os estábamos
esperando. Me
llamo
Rubí- Nos dijo la mujer que nos abrió la puerta con una sonrisa.
Llegamos hasta una sala y nos sentamos en una mesa redonda con muchas
más personas. Todos eran mayores y entre ellos habían mujeres y
hombres.-Hola. Bienvenidas a la Asamblea de la Atlántida.
Me
llamo Marcos, y necesitamos vuestra ayuda. Hace treinta años pusimos
a prueba un experimento: crear una ciudad en el agua, que se llamaría
Atlántida. Todo iba muy bien, cuando queríamos íbamos a la
superficie. Pero ha habido un problema y es que hace cinco días no
podemos acceder a la superficie porque han venido tiburones y no
podemos salir.
Queremos
que nos ayudes a idear un plan para apartarlos de esta zona.-
Estuvimos
una hora pensando en cómo salir sin correr peligro hasta que a Cali
y a mí se nos ocurrió una.-¿Tenéis carne?- preguntó Cali -Sí,
pero la necesitamos para cocinarla y comérnosla.-respondió
Rubí.-Hemos pensado en hecharles la carne lejos para que se vayan y
os dejen subir a la superficie-.-¿Pero cómo?-.-¿Tenéis
lanchas?--Sí, pero ¿quién va a correr el riesgo de
subir?--¡Nosotras!-dijimos al unísono Cali y yo. Ellos aceptaron.
Todo
estaba preparado para salir. Nos desearon suerte y nos dijeron que
tuviésemos cuidado.
Cali
dio una palmada y así sin tener que mojarnos salimos afuera con la
lancha. Empezamos
a
ir soltando trozos de carne a la vez que nos alejábamos del punto
sobre la ciudad. Nuestra
idea funcionó. Nos siguieron y los
llevamos bastante lejos. ¡BUM! ¡Un tiburón ha chocado con la
lancha!-¡Se está desinflando!- le dije asustada a Cali.-Ya los
hemos llevado bastante lejos, dejemos aquí la lancha.- Entonces dio
una palmada y fuimos a la playa. Vimos salir a la superficie los
ciudadanos. Al final estaban contentos y Cali se despidió de mí.
Me
desperté en el jardín de mi casa y tenía el libro de la reina del
sueño encima.
-¡Todo había sido un sueño
real!-
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