Érase una vez un remoto pueblo rodeado de olivares, coronado con la torre de una gran catedral y con un invierno frío y lluvioso.
Érase otra vez un Instituto, con una enorme biblioteca donde un grupo de microlectores cada día devoraban miles de batallas.
Érase que se era esos pequeños grandes lectores que jugaban a ser Julietas enamoradas; Don Quijotes del siglo XXI; Lázaros sin amos; Alicias persiguiendo sueños...
La historia interminable acaba de empezar. ¿Te atreves a leerla?
miércoles, 15 de enero de 2014
Es un animal inteligente, pero nunca lleva lentes. Su nombre tiene fin y nada y salta hasta ti.
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