UN EXPERIENCIA SIN IGUAL
Yuri Gagarin
Rondando el 1960 me ofrecieron una gran aventura a la cual tuve que decir que sí inmediatamente. Yo estaba en mi casa tan tranquilo, disfrutando de un permiso que me habían concedido, cuando me llamó un de mis superiores. Este me ofreció ser el primer ser humano en viajar al espacio, me explicó un proyecto totalmente secreto (querían que hiciera algo que en un principio me pareció totalmente imposible); y cuando terminó de contármelo detalladamente entendí que los ingenieros lo tenían todo planeado para que en menos de un año pudiese despegar rumbo al espacio.
Yo era piloto de aviones en el ejército soviético. En cinco o seis días me llevó a una base que nadie prácticamente sabía de su existencia. Entramos en ella y vi un avión muy raro, se trataba de la nave espacial en la que iba a viajar. Tras enseñarme la parte exterior decidimos entrar a ver el interior de la nave; los mandos no se parecían en nada a los de un avión. Tras ver toda la nave, decidimos que el proyecto se hiciera público, pero para ello tendríamos que trasladar la nave a otro lugar para que la base secreta no fuese descubierta. Esto, como ya os podréis imaginar, fue un auténtico quebradero de cabeza.
Al cabo de un par de meses ya empecé a entrenarme con unos mandos que simulaban los de la nave adaptados a mi avión.
12/04/1961 día de hacer lo imposible posible. Tras haber ensayado varias veces el despegue, llega la hora de la verdad, en ese momento me dan ganas de ir al baño y me doy cuenta de que mi traje espacial no trae bragueta ni nada por el estilo, así que el despegue se retrasó un poco hasta que encontré al ingeniero para ver si poda ponerle una bragueta en el último instante. Por suerte me dijo que el traje incorporaba un pañal como el de los bebés. Tras este pequeño percance, al fin pude meterme en la nave. Millones de personas se reunieron en el perímetro de seguridad para verme despegar (en ese momento vi a un cura rezando y casi me retiro). Al tranquilizarme me doy cuenta de que la cuenta atrás acaba de empezar: 10,9,8,7,6,5,4,3,2,1... Ese segundo se me hizo eterno, pero al final logré despegar sin ningún tipo de problema.
Tras llegar al espacio en la Vostok 3KA-3, más conocida como Vostok 1, me pidieron que me identificase con mi nombre clave. Kedr y Zaryá, que eran los operadores de la tierra, pegaron unos gritos de alegría que casi me rompen el casco del estruendo. Estuve 108 minutos en el espacio, nueve de ellos fueron para ponerme en órbita, y el resto del tiempo lo pasçe hablando por radio y probando la comida espacial (era la primera persona en comer en el espacio.
Antes de volver, aunque los técnicos me dijeron que no lo hiciese, me desaté el cinturón para probar la gravedad 0: ¡qué gustazo!
Pablo Cos Ruiz (2º C)
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